La sal y el azúcar

En artículos anteriores hablábamos del valor de las plantas aromáticas como sustitutivo de la sal en nuestra dieta; a un simple filete de carne a la plancha, podemos añadirle, en vez de sal, una pizca de orégano, tomillo o ajedrea, sin ir más lejos, y veremos como ese plato triste y sin color se convierte en una experiencia siempre diferente. ¿Y del pescado qué decís? Ese plato que parece que solo lo pueda acompañar el perejil... habéis probado alguna vez a encerrar en un paquete de papel de aluminio un filete o taco de pescado con una pizca de pimienta blanca y unas hojitas de romero o tomillo y meterlo al horno durante 15 minutitos? Y así la lista sería inacabable por como de inacabables son también los matices y preferencias de cada paladar.

Pero, ¿qué pasaría si pudiésemos eliminar de nuestra dieta a través de las plantas otro exceso habitual llamado azúcar? Pues que ya nos empezarían a tachar de locos, brujos o charlatanes y nada quedaría tan lejos de la realidad. A pesar de que no queremos entrar en discusiones políticas, multinacionales y demasiado cargadas de intereses económicos solo os diremos que intentéis conocer la estevia y haréis un descubrimiento.